Una historia de superación personal. Nunca dejes que las burlas dañen tus sueños.

Esta es mi historia de superación, la cual no busca ser ejemplo, pero la considero una  vivencia para compartirla con quienes ustedes consideren que deban leerla. Está escrita con lágrimas y mucho sudor.

Dedicada a todos ustedes, nunca dejen de soñar. 

Cuando era niño siempre tenía sueños como todos, pensaba que la vida era como se mostraba en la televisión, que para los que nacimos en el siglo XX, sabemos que este era nuestro contacto con el mundo, y en una sociedad como  la ecuatoriana que copiaba los estilos de vida extranjeros (considerados como lo mejor), hacía que veríamos a esas películas, series y programas, como el reflejo de nuestra vida futura. 

Esta vida futura, es la que todos imaginamos que sería llena de felicidad, donde todo existiera con sólo pedirlo, o que todo llegaría tal como en una película, donde los amigos siempre estarían, donde la familia siempre estaría para ser  nuestro apoyo, y donde la comida y las comodidades siempre existirían; en fin un mundo ideal, donde el amor y el cariño sería el motor de nuestras vidas. Pero la vida misma, la realidad a la que todos nos enfrentamos, nos hacía ver que sólo nos llenábamos de sueños, ya que cada uno de nosotros, dentro de nuestro estrato social, familiar, económico y cultural, tendría una carga y una cruz que llevar, la misma que queramos o no marcaba nuestra vida. 

Siempre soñaba con ser militar, o marino, pero en el ámbito personal, como todos conocemos el deporte es parte de nuestra sociedad, siendo el fútbol el gran deporte de masas, que incluso ha llevado a una idolatría por este deporte, donde pesa más que una educación formal. Mi niñez, la que fue marcada por estudiar en un colegio católico, hizo que siempre saliera como todo niño a jugar en las tardes, sin embargo mis habilidades para el fútbol, junto con mi hermano mayor nunca fueron buenas, o mejor dicho aceptables para el resto de niños, que buscaban la excelencia deportiva, por la marcada presión que tenía, tiene y tendrá el fútbol en nuestra sociedad. Esto, no les miento me hacía sentir mal... las burlas, las mofas, las marginaciones por no saber algo que supuestamente es básico en nuestra sociedad, hacía que mi vida no se comprendiese en ese momento. No podía y nunca comprendí el porqué sufría tanto a la hora de salir a jugar, fue algo que nunca comprendí y atormentó mis días,  y con el tiempo he visto el sufrimiento de otros niños cuando salen y son separados por no tener las habilidades de otros. 

Pese a que mi padre ya fallecido, siempre trató de que practiquemos deportes, descubría poco a poco porque las películas y series de televisión engañaban nuestra realidad, todo tiene un precio y un costo, nada es gratis, aprender una habilidad deportiva costaba, así de simple. No era gratis, y nunca lo será, el deporte de muchos, era de muchos porque era gratis, y perfeccionarse tenía un costo, costo que para el tiempo del Sucre, era muy costoso, y había que elegir, mejor dicho mis padres tuvieron que elegir, en comodidades o una buena educación. Para mi propia satisfacción y ahora lo agradezco, eligieron la segunda, la cual será contada en otra historia. 


Con el tiempo, el fútbol no fue para mí, y sólo lo practicaba con mis verdaderos amigos, no con aquellos que se conocen por momentos, sino aquellos que son, con quienes el tiempo se detiene y perdura para la eternidad. Esta historia hizo que siempre buscara alternativas, una de ellas, que fue mi pasión, el siempre ejercitarme el ir a un gimnasio, más que por sacar figura, era por sacar fuerza. Ya para el final del colegio, el ser una persona delgada, sin gracia, sin deporte, hizo que me ganara una posición en medio de mis compañeros por las habilidades desarrolladas en el gimnasio, como son la fuerza, el temple, la presencia, y más que todo el VENCER LOS PROPIOS MIEDOS, AQUELLOS QUE SON LAS FUERZAS INVISIBLES que siempre no nos  llevan  al fracaso, pero si NOS QUITAN NUESTROS ÉXITOS. 

El no saber jugar fútbol, o hacerlo como todos quieren hizo, que al unirme a la Armada, sería otro obstáculo en muchos sentidos, sentidos que sólo el que está en su interior conoce, los cuales me reservo el derecho de decirlos, porque considero que no son oportunos, no por temor, sino porque las cosas caen por su propio peso. 

Sin embargo, estos obstáculos, al igual que siendo un niño, hizo que otra vez sintiera aquella separación, que conocemos como marginación, por no hacer lo que todos hacen. Las burlas volvieron, y nunca se fueron, no sólo eran burlas sino sarcasmo, aquel sarcasmo dañino, conflictivo, el mismo que termina en humillación. El duro entrenamiento naval, el cual necesitaba entre otras cosas,  de tener fuerza en los brazos, también necesitaba de quien pueda correr y nadar largas distancias, hecho que empezaba a hacer su efecto en los primeros años de mi ingreso, ya que si bien tenía una gran fuerza en mis brazos, nunca me dio la resistencia necesaria para correr y nadar con la velocidad suficiente que una marina de guerra necesitaba. Las burlas y el sarcasmo persistían. Nunca se iban, nunca se fueron. El sarcasmo, con cara de humillación, hacía su efecto multiplicador, ya que en nuestra sociedad siempre se habla mal de las personas por lo que no pueden hacer, pero nunca dicen lo bueno de uno, osea sus virtudes, como son  su forma de hablar, su cultura, su lealtad, etc. Mi pasión siempre fue la LECTURA y el APRENDIZAJE, es algo que me fascina, pero en nuestra sociedad, siempre será visto como algo raro, o mejor dicho algo que sólo pocas personas aprecian. 

No miento, esas burlas me cohibían, tenia 18 años, quería demostrar mi fuerza, pero en la Marina no buscan sólo eso,  la parte física era correr y nadar, resistencia que no poseía y que me trajo mucho retraso en todo sentido, ya que la exigencia física, eran tan grande como la mental o la psicológica. Ante esto, aparte de las burlas, el quedarme en cada trote en cada vez que íbamos a nadar, me causaba grandes retrasos en el horario a cumplir, por lo que siempre vivía y luchaba contra el tiempo.

Más de una vez quise desertar, pero ante mi gran pregunta, en medio de las guardias nocturnas, al mirar el cielo de Salinas, donde queda la Escuela Superior Naval, era cómo en medio de tanto esfuerzo por ingresar a la Armada,  ahora que estaba adentro quería irme. En ese momento, viendo al reflejo del Planeta Marte en el Oeste, (DIOS DE LA GUERRA), me daba cuenta que no podía rendirme, pese a todo debía culminar, esta frase cambiaría mi vida. 

Que pese a todo, donde estemos en la carrera  debemos terminar. 

Eso justamente es lo que haría. Pese a las burlas y lo demás, la parte académica, nunca ha sido una molestia, más bien fue un alivio, por lo que ahora debía centrarme en mi parte física. Menciono las burlas, porque sabía que debía sacar físico por mi mismo, no esperar el " ENTRENAMIENTO" que recibíamos. Lo peor que me pudo haber pasado, fue en el año 1997, con apenas meses de haber ingresado, que en una competencia de 10 km, fui el último en llegar de toda la Brigada de Guardiamarinas, que en ese tiempo era de casi 300 personas. Para cuando llegué, incluso ya estaban recogiendo y limpiando todo. 

Para entrenar,  en muchas ocasiones tuve que regresar de franco para ir a correr, tuve que madrugar, pese a que de por sí no dormíamos bien, para poder entrenar. Al principio fue duro, muy difícil, adaptar mi cuerpo entrenado para trabajos de fuerza, para hacerlo  a trabajos de fondo; primero fue la vuelta a la Escuela, que eran dos kilómetros exactos. Así me pasé en esa rutina, hasta poco a poco ir subiendo a dos vueltas (4 Km), y poco a poco también a perder el miedo a nadar largas distancias. Dentro de un año y medio, había superado la distancia de 5 km, y dentro de dos años había ya logrado nadar en forma continua aunque torpe más de 1000 metros.  Para mi tercer año, podía completar ya los 10 km sin problema, y ya podía nadar 1000 metros con menos complicaciones, pero siempre cumpliendo los tiempos que nos exigían las pruebas físicas semestrales. Durante todo este tiempo, las burlas no pararon, además mi rutina consistía en levantarme a las 05h00 a ir al incipiente gimnasio que teníamos, ya que nunca paré de tener mi marca de hacer las mayores barras en todo mi curso (30). Aunque muchas veces me topaba en el gimnasio con los deportistas élites de la Escuela Superior Naval, éstos no dejaban de murmurar el porqué estaba ahí, o mejor dicho que  hacía ahí, pero eso sí, siempre se preguntaban acerca de mi perseverancia y mi deseo de ser mejor. 

Para el año 2000, el primer reto estaría en marcha. Una carrera de 21 km, en las instalaciones de la base Naval de Salinas, daría la pauta para demostrar tres años de duro entrenamiento. No cabe duda el temor que sentía, sin embargo era un evento masivo militar en el que no podía rendirme. Y no lo hice. Para el asombro de muchos y sorpresa de otros, puede completar mi primera media maratón dejando atrás a muchos deportistas y compañeros de promoción. El tiempo logrado; menos de hora y media. Los frutos del largo entrenamiento, dieron resultado. Ese día salimos franco a Guayaquil, y no puedo describir la gran satisfacción que llevaba en mi pecho: lo había logrado, era invencible, no me ganaron, vencí a todas las burlas y para sorpresa de muchos comenzaba una fama que hasta hoy perdura. 


Antes de graduarme de Oficial, hicimos un trote de despedida en Salinas, los últimos 10 km juntos con toda la promoción, para sorpresa de muchos llegué en cuarto puesto, y con el transcurso de los años, ya como Oficial recién graduado, participaba en todo tipo de carrera, siendo mi cúspide el año 2005, con la primera Maratón de Guayaquil 42 km, la cual llegué en un tiempo de 3h53 min. Más que vencer a los demás me vencí a mi mismo. Fue algo halagador el realizar esta hazaña, que para muchos fue un asombro, al ver a quien menospreciaban por su físico, ahora era un deportista que les hacía mucha competencia. La fama había llegado a su punto más alto, por lo que era necesario mantenerse. 

La descripción de la satisfacción que me da correr, más que mantenerme en buena forma, es mantenerme con toda la vitalidad necesaria, y dar el tan anhelado ejemplo que constituye la base del Liderazgo. Aparte, esta excelente condición física, me ha permitido obtener una vitalidad envidiable ante la juventud naval (Oficiales y Tripulantes recién graduados), además de  compartir con ellos en competencias, así como también impartir innumerables clases donde mi vitalidad y mi juventud producto del deporte hacen ganar empatía y un buen ambiente para el proceso de aprendizaje. 

Con el transcurso de los años hasta el presente 2020, he corrido 8 maratones de 42 km, 6 competencias de 30 km, he perdido la cuenta de las carreras de 10 km pero estimo serán unas 20, y medias maratones de 21 km tal vez unas 13. Aunque he tenido altibajos por haber obtenido mis títulos universitarios, a los cuales dediqué casi 9 años de estudios, período en el cual mi nivel deportivo bajó considerablemente, pero ahora desde el año 2016, he retomado el mismo ahora incluso con la natación, la cual me permite nadar 2500 metros seguidos y correr 14 km sin problema, todo en una sola sesión. 

Hoy a mis 40 años, me siento con más vitalidad que nunca, y siempre vienen a mi mente aquellos momentos en el  año 1997, cuando estuve a punto de renunciar, con esa mirada al planeta Marte, dios de la guerra, con lágrimas en mis ojos en medio de tantas burlas y marginaciones, hicieron de mi una persona más fuerte, y con metas en la vida, que me han permitido salir adelante con un temple de acero, que sólo obtienen los guerreros de mil batallas. Muchas de las personas que se burlaron, han perdido su físico, aquellos que me veían con menosprecio, el tiempo ha hecho estragos en su vidas. Siempre publico en mis redes mis carreras y mis entrenamientos, no como símbolo o un acto de presumir mi gran vitalidad, sino como un mensaje de NUNCA RENDIRSE

La frase que aplico a toda carrera, en las cuales algunas si me ha ido mal, y al punto del agotamiento extremo, es aquella que el dios de la guerra, en una noche de guardia me dijo: 

Que pese a todo, donde estemos en la carrera  debemos terminar. 

Esto aplica para todo: una maratón, tu vida estudiantil, tu carrera profesional, continuar y luchar por mantener tu vida amorosa hasta que la muerte te separe, o simplemente seguir tus metas personales hasta el final. Recuerda debes terminar. 

Este es mi mensaje para ustedes, nunca se rindan, nunca se dejen llevar por las burlas, por sus miedos, o el que dirán, no hagan caso de aquellos que los excluyen porque al final vendrán a pedirles ayuda o buscarlos. No se desanimen por sus fracasos, porque de ellos sacan lecciones de vida, que son experiencias que el tiempo puede ofrecerles para enseñar a otros, y más que todo en la vida nunca se olviden de terminar su propia carrera por ser la mejor versión de ustedes mismos.



Su amigo de siempre Víctor. 







Comentarios

  1. Lo felicito por ser un ejemplo a seguir como hijo,como padre como esposo y que Dios te de salud amor y dedicación para todo lo q te gusta hacer ����

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  2. Excelente su publicación, mis sinceras felicitaciones,mis hijos son también ex lasallanos y ya lo leyeron para que vean este tipo de ejemplos digno de imitar

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  3. Me encanta tu historiaa perseverancia primó en ti, no te dejaste caer por las burlas, excelente Víctor 👏🏻 te felicito,sigue así 🙏👏🏻👏🏻🤗

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  4. Felicidades mi estimado, Víctor Gómez ud es un ejemplo a seguir, a que no debemos rendirnos.

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  5. Excelente historia Victor, es como un viaje en el tiempo al ver su evolución física! Como dice el dicho: Insistir, persistir y nunca desistir..

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  6. Felicitaciones es un gran ejemplo de vida y seperacion asi mismo bendiciones Víctor Gómez 🤗

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  7. Gracias por compartirnos tus vivencias Víctor. Eres un gran ejemplo de perseverancia y de no ser egoísta, nadie comparte lo feo de su vida y tú lo has hecho sin fijaciones, sólo buscando motivarnos a quienes te leemos.

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  8. Felicitaciones Victor!. La perserverancia es la dueña del éxito. Saludos

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  9. Solo puedo decir, una vida con propósito, digna y ejemplar que lindo, lo felicito.

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  10. Lo felicito por esa buena fuerza de voluntad que no todos tenemos la verdad que es digno de admirar y reconocer ...que Dios lo bendiga y a su familia y que siga con ese ritmo de vida adelante siga cosechando triunfos ....

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  11. Una historia que es digna de admirar felicitaciones

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