LAS ANÉCDOTAS DE LA FORMACIÓN NAVAL. RECUERDOS POR 20 AÑOS DE SERVICIO 2001-2021

El pasado 20 de diciembre de 2021, conmemoré en silencio mis 20 años de graduado en la Escuela Superior Naval en la Armada del Ecuador. Al mencionar en silencio, me refiero a que no hubo grandes celebraciones conmemorativas entre mis compañeros, como si el tiempo se hubiese detenido y todos  estos años hubiesen transcurrido en vano, sin embargo, para mi fue un motivo de mencionarlo en todas las redes sociales, puesto que  ha sido un largo camino de luchas constantes para alcanzar la auto superación y éxito,  acciones que me enorgullezco de haberlas logrado.

Ya que la vida es una lucha constante, la carrera naval también lo es, y justamente porque es una competencia contra el destino y con el sistema, y esto hace que se vivan mil anécdotas que lo preparan para pensar, actuar y desarrollar su vida personal y profesional en función de todas las lecciones aprendidas en la carrera. Como todo en la vida no es felicidad, no todos gozan de ella en esta profesión, sin embargo, en lo personal mis anécdotas se basan en esa amargura que nos da la lección aprendida, que con el tiempo se transforma en una felicidad, al poder agradecer al Creador por haber pasado aquellas situaciones  que me han sirvieron en su debido momento  en el futuro, tanto para crecer como persona, profesional, padre y esposo. 




El tiempo pasa y duele crecer, es importante aceptarnos como somos y lo que somos, y creo que en estos 20 años de servicio en la Armada del Ecuador mis tristes anécdotas se resumen en haber realizado proezas, hazañas, actos de valentía  que demostraron a más de uno a mi alrededor lo que en esencia es el resultado de la formación naval: un verdadero marino de guerra. Digo esto, porque con el tiempo pocos hemos tenido oportunidad de vivir estas aventuras que hacen que la carrera naval sea la envidia de quienes no llevan el uniforme blanco, o de aquellas personas que optan por una vida universitaria y que por algún motivo del destino, su deseo en lo profundo de su corazón fue el ser parte de nuestras filas. No se entra por el uniforme, sino por lo que representa, si no sientes lo que representa, entonces sólo te gusta el uniforme, y esa no es la esencia de un marino de guerra. 


La  anécdota, que es el resultado de la formación naval, es aquel  recuerdo lúcido el día de la recepción  de mi graduación, es parar el carro en que salíamos con mis familiares alrededor de las dos de la madrugada, justo al pide de la fotografía que acompaña este texto y retirarme orgulloso de la Escuela Naval... no miento que mil lágrimas rodaban en mi interior y siempre he querido regresar a casa, sabía muy bien todo lo que hice todos esos cuatro años y medio de formación naval, así como ahora 20 años después no me arrepiento de ninguna decisión tomada u acción hecha, que me ha permitido marcar la diferencia entre los demás y cargar un sello personal que lo llevaré hasta retirarme con las palas doradas. Al fin,  ¿Qué fue lo mejor? No lo sabré, pero hay un tiempo sabio, y un destino incierto que sólo da la razón al que  la tiene, y muchas veces esta razón le duele a quienes se han encargado a dañar el futuro de los demás.  Ahora comienza otra etapa de mi vida. La vida comienza a los 40, o mejor dicho en el grado de Capitán. Es hora de contar la historia...




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