La vida como tal, está llena de alegrías y sinsabores. Muchas personas han vivido en mayor o menor grado estas situaciones, las cuales marcan el destino para siempre de las personas. Sin embargo, algo que no ha cambiado desde el inicio de los tiempos es el valor de la educación y las enseñanzas que da el ejemplo impartido en casa. La educación no sólo comprende los conocimientos aprendidos en un centro de estudios, sino que abarca el complemento que se imparte en el hogar, siendo uno de estos la formación que le puede dar un padre o madre a su hijo, y que en la actualidad con el acelerado ritmo de vida que se lleva en una sociedad invadida por la tecnología, el ejemplo impartido en casa constituye una muestra de amor y liderazgo que ofrecen padre y madre a sus hijos.
Un padre que no bebe, no fuma, hace deporte o siempre dedica tiempo a sus hijos, es la mejor acción y lección que da a sus hijos para que esto se replique en un futuro donde la sociedad necesita más el ejemplo y las acciones que las palabras.
Pero ahora los lujos, el confort y el dinero son necesarios para dejar un legado a los hijos? A mi criterio no. Pero si es necesario una buena educación y esta será la mejor herencia que darán los padres a sus hijos. La educación es una inversión a largo plazo y un bien intangible que sólo se aprecia por las gratificaciones que deja en la vida y el orgullo de quien ha alcanzado méritos acádemicos. Por consiguiente, invertir en la inteligencia es el mejor negocio, no se degrada siempre se revaloriza y la experiencia constituye en un bien invaluable que sólo aprecian quienes saben lo que significa.
Dejo en ustedes estas notas, donde el tiempo es el juez e imparte su veredicto en el momento oportuno, para cuando tengamos que dar cuenta de las acciones de nuestra vida. Mientras tanto, doy una pauta para revalorar la educación y que esta constituya el ideal de cada ser humano, cuyo fin sea la realización personal y la felicidad que sólo ofrece el esfuerzo arduo y constante del estudio.
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